domingo, 4 de mayo de 2008

BACK TO THE BEGINING...


Calles empedradas con diseño, arquitectura sin igual, los túneles, las montañas secas y áridas que seguramente no albergan a muchos animales entre su escasa vegetación. Así es mi pueblo, tan lejano, tan mítico, tan de ensueño. Para mí, una referencia constante, y ahora que me encuentro en sus calles me siento como si hubiera vuelto a nacer, como si todo cobrara un sentido de repente y tuviera la claridad de qué debo hacer.
Su cerámica pintada a mano y sus pocos textiles. Las tiendas llenas de color y charamuscas, las estudiantinas tocando canciones populares y el centro lleno de jóvenes, viejos y niños disfrutando de los mimos y de una vida nocturna que parece no acabarse nunca. Guanajuato, Cuévano, lo llamaría Deneck Inzunza. Es domingo y lo que escapa a mis sentidos es un mundo mágico lleno de fantasmas y leyendas, sin embargo, lo que ante mis ojos se presenta es un colorido medio día con el mercado Embajadoras, las gorditas rellenas de papas con queso, nopales, carne deshebrada y huevo. Tampoco se me van las mujeres que con sus trenzas se acomodan en la calle y venden calabacitas bien rendondas y verdes, jitomate, nopales picados y tortitas de papa con un capeado gigante. No escapa a mi corazón que a pesar de los años pertenezco aquí... soy de aquí y aunque ahora me parece extraordinariamente extraño podría ser que tuviera una vida cómoda y feliz.
Estudiar... volver a estudiar, me causa una emoción que me llena los ojos podría decirse que de minúsculas lágrimas. Sacrificarlo todo? No lo sé... habría que experimentar. Aunque bien me mueve el hecho de pensar en perder tus brazos si es que tú no me quieres acompañar. Sin embargo en esto estamos, y nos quedan sólo algunos meses para pensar.

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