lunes, 10 de enero de 2011

Todos buscamos algo...



Hay quien afirma que el amor no es amor, sino necesidades encontradas, o bien, patologías compartidas. Quizá haya mucho de cierto en eso. Lo más certero es que mientras no haya conciencia de uno mismo, tan sólo buscamos patologías complementarias a la nuestra. Mientras no tengamos los pies bien plantados sobre la tierra, tan sólo jugamos a "amar", que no es otra cosa sino necesitar constantemente algo, alguien... en resumen: depender.

Todo sádico busca su contraparte masoquista y viceversa. Todos buscamos algo: amor, compañía, comprensión, compañerismo, crecimiento, aprendizaje... o bien, autodestrucción, dependencia, humillación, poder, dominación, sadismo... En cada uno de nosotros está la respuesta a la pregunta, en cada uno de nosotros el patrón de búsqueda y la necesidad de encontrar aquello que no siempre nos enriquece, en muchas ocasiones, nos destruye y buscamos voluntariamente que así sea.

Detrás de la máscara de felicidad, quizá se esconda un monstruo necesitado de lamentos y autocompasión. Y quizá, como bien dice Kierkegaard, jamás podremos amar si no nos quitamos las máscaras.