martes, 6 de mayo de 2008

EL TOPO

No, no es la película de Alejandro Jodorowski, es más bien la situación de un topo que fue rescatado por allá en el bajío, en Celaya, Guanajuato por estas manos que no pudieron hacer mucho por él. Enclaustrado en una caja de Fuller y vendido a sólo 40 pesos el pobre animalito pasó quién sabe cuántas horas a pleno rayo del sol y calor infernal con el campesino comerciante.
"Métalo en una jaula y échele su comida por arriba, son mascotas de lujo" me dijo el campesino sin saber que yo se lo compraba para liberarlo.
Abrí la caja y estaba ahí tendido, con su pelaje brillante y algo deshidratado. Lo tomé con mis manos, con ayuda de mi papá y pude ver sus grandes dientes. Lo colocamos sobre una cama de lechugas y espinacas para que pudiera alimentarse e hidratarse, sin embargo, su estado parecía agravarse.
Después velar su sueño durante toda la tarde, finalmente, y a pesar de los esfuerzos y del interés de mi padre, mi tío Alejandro y su segura servidora, el topo murió. No quedó más que devolverlo a la tierra en un pequeño hoyito con la presencia de algunos asistentes y curiosos que también contribuyeron.
Así es como conocí al TOPO, sabio y hermoso animal que fue una víctima más de la ambición del hombre por controlarlo todo.

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