lunes, 7 de julio de 2008

INTENSO INTENSO

En esta semana que tuve la oportunidad de darme una vuelta por la sierra ahí de visita nada más para ver a los ahijados y las clausuras, tuve por ahi del sábado uno de esos días intensos, intensos hasta decir basta. Uno de esos días que te sacuden hasta los huesos y que te rompen toda perspectiva que puedas tener de tu propia vida.
Primero visité a Vicky, una buena amiga que acaba de traer al mundo a una linda bebé, pasé la mañana viendo un ser humano pequeñito, indefenso, que no tiene noción del mundo de afuera, que vive envuelta en una cobija y pendiente de la voz de su mamá. Después pasé al frenesí de las clausuras, al arte de bailables, las risas, los regalos, la comida, el molito típico de la temporada. Por la noche, sin embargo, tuve que asistir al velorio del papá de un amigo, y toda esa tristeza, el entorno de enfermedad y muerte me deprimieron terriblemente. Un día donde vi el comienzo de una vida y el final de otra. La alegría y la muerte. "Agridulce" diría La Tía. Que por cierto, su comentario, recién leido me hizo lo que ese día, reir y llorar constantemente. Y así en la incertidumbre en mi expectativa de vida no sé que esperar.
Ese fue un día tan intenso que por la noche el insomnio me mantuvo viendo una película, entre amor y lágrimas, entre felicidad y muerte. Y así me siento hoy, incierta y dual, contenta por tener lo que siempre quise y temerosa de que und ía se vaya a terminar. Qué día de frenesí, de grandes risas y juegos y de grandes tristezas y males. Yo creo que es un mito eso de que todos los días tienen tan sólo 24 horas... ese día debió haber tenido más. Y hoy al son del mariachi, dos despedidas, la del honorable difunto y la de la sierra inmortal.

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