jueves, 19 de junio de 2008

PSICOLOGIA

Hace rato recibí unos mensajes al celular de "la tía Ofe" quien resulta ser mi terapeuta. La conversación por los mensajes era algo informal, más bien a modo de charla personal, pero creo que cada vez que hablo con "la tía" tomo muy en cuenta todo lo que dice y trato de generar una especie de terapia permanente.
Una vez que nos despedimos y quedamos de vernos pronto para echar un cafecito y una platicadilla del diario acontecer, me vino a la cabeza un sueño que tuve ayer. Resulta ser que me estaba mudando de casa y el lugar era sencillo, algo simple más bien pero yo me sentía feliz. De nuevo iba a vivir sola y aunque la casa era bastante austera y sin mucho color me sentía a gusto de pensar que era mi propio espacio. Cuando estaba acomodando las cosas en lo que sería la recámara que más bien era una especie de tapanco con ventanas -raro, ¿no?- Notaba que en el techo había dos grandes arañas muy peculiares y yo pensaba que a esa especie se le conocía como arañas cangrejo por lo duro de su corteza. Una de ellas cayó y produjo un sonido fuerte en el piso y por más que quería aplastarla con la escoba no podía, la otra cayó sin que yo pudiera evitarlo en mi cabeza y se enredó en mi cabello. Con algo de desesperación metí la mano y traté de sacarla -sin miedo a que me picara- y al fin pude extraerla, sin embargo, no era una gran araña, sino un hermoso broche de plata para el cabello en forma de sol.
Sí, un sueño por demás extraño, lo sé... pero bueno, ¿quién es uno para mandar sobre su subconsciente y ordenar los sueños? El significado no lo sé, pensé que quizá hubiera un mensaje místico oculto en mi divagación nocturna pero poco después comprendí que mi delirio se debía más bien a una severa indigestión. Maldita torta de pollo en adobo y maldito tamal con chipotle! Después de algunas horas y sufrimiento con retortijones comprendí que mi sueño era sólo un sueño febril debido a la insalubre -pero muy deliciosa- torta de adobo.

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