Maybe I've been giving too much,
Feeling too much,
Loving too much,
Crying too much,
Missing too much,
Losing too much,
Wanting too much,
Dreaming too much,
Breaking myself appart too much...
¿Qué trágico pensamiento aturdiría a Shakespeare cuando escribió Otelo? ¿Qué funesto presentimiento o acontecimiento lo llevaría a conocer tan claramente la pasión de los celos? No lo sé yo y quizá nadie pueda realmene saberlo, más aún cuando se murmura que no era él quien escribía y que no era más que un prestanombres en sus obras.
¿Serían los celos de Otelo una continuación del amor de Romeo? Lo cierto es que están, mezclados en el amor, pervertidores de la ternura y de la paz y y la calma de un hogar aparentemente perfecto.
Celos que no necesitan de lapiz labial en una camisa, ni de un número de teléfono desconocido que llama y cuelga insistentemente. Celos que están en el alma y se dirigen hacia cualquier persona o cosa e incluso llegan a matar. Celos que son tan naturales en el ser humano como lo son en un animal.
¿Son los celos y la decepción la misma cosa? ¿Puede sentirse celos de un trabajo, de un matrimonio de una chequera y una cuenta de banco llenas? o es acaso eso a lo que la iglesia católica denomina ENVIDIA, AVARICIA, GULA.
Demasiados pecados y demasiadas definiciones y sin embargo, una sola pasión finalmente en el interior de los corazones.
Yo he sentido todo eso alguna vez, y realmente e intentado redimir mi alma pero siento que entre más cosas buenas puedo dar, más cerca de mí están los celos, la lujuria, la envidia, la soberbia ruín, la avaricia por lo que no tengo, y la gula que finalmente, hace sentir mal.
"Demasiado siempre es malo" dice continuamente mi amiga Mónica. Y sí, demasiado siempre es perder el piso y perder el punto medio. Demasiado es romper los límites de lo permitido, de la cordura, y creo que como dice mi mamá yo siempre doy demasiado... demasiado en lo bueno y demasiado en lo malo.
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