El otro día, en uno de esos apabullantes domingos familiares se nos ocurrió visitar una exposición en la ciudad. Hacía ya mucho tiempo que no llevaba a cabo esa clase de acciones que me llenan tanto de cultura y nuevas experiencias, aire fresco.
Asisitimos pues, en bola -porque éramos varios familiares- al Museo de San Pedro ahí en la 4 pte y la 2 sur. La exposición se llamaba "Brujería y Otras criaturas fantásticas". Entramos con algo de sosobra creyendo que habría por ahí gallinas colgadas o gatos muertos, escenas que acostumbramos ver en este méxico tan simbiótico y carismático. Sin embargo, lo que encontramos fue una colección de objetos extraños guiados por el hilo de una historia, de una búsqueda por un personaje algo extraño (Violeta) y en la cual el narrador nos hace ver a lo largo de su historia como todo puede ser explicado de alguna manera racional o científica. Nos muestra, algo con lo que me identifiqué profundamente, esos lapsos tan fuertes de fé y esos otros tan cortantes de frío escepticismo.
Además, por ahí entre las líneas de la narración y sobretodo con aquellos pergaminos que describen detalladamente las ejecuciones que llevaba a cabo la +Santa Inquisición+ -si de verdad tiene algo de santa- el hombre es capaz de las cosas más atroces, de las más retorcidas torturas, del gozo más oscuro en la muerte, de los inventos y de generar con su imaginación las criaturas más horripilantes y de hacer pasar los hechos más denigrantes.
Con todo esto, recuerdo muy bien una frase que incluía "El Sr. Alessandro" a lo largo de su narración y texto, decía, una vez visitados varios pueblos europeos y conocidos varios mitos y rituales decía que "la maldad del hombre es tan grande y tan profunda que hace ver como cualquier cosa al mismo diablo, al 'pobre diablo'."
Creo que después de las terribles cosas que me ha tocado testificar e incluso de la maldad que me ha tocado experimentar y vivir, no puedo más que manifestarme enteramente de acuerdo con el narrador y conductor de tan particular historia volcada en tan curiosa y extraña exposición.
Asisitimos pues, en bola -porque éramos varios familiares- al Museo de San Pedro ahí en la 4 pte y la 2 sur. La exposición se llamaba "Brujería y Otras criaturas fantásticas". Entramos con algo de sosobra creyendo que habría por ahí gallinas colgadas o gatos muertos, escenas que acostumbramos ver en este méxico tan simbiótico y carismático. Sin embargo, lo que encontramos fue una colección de objetos extraños guiados por el hilo de una historia, de una búsqueda por un personaje algo extraño (Violeta) y en la cual el narrador nos hace ver a lo largo de su historia como todo puede ser explicado de alguna manera racional o científica. Nos muestra, algo con lo que me identifiqué profundamente, esos lapsos tan fuertes de fé y esos otros tan cortantes de frío escepticismo.
Además, por ahí entre las líneas de la narración y sobretodo con aquellos pergaminos que describen detalladamente las ejecuciones que llevaba a cabo la +Santa Inquisición+ -si de verdad tiene algo de santa- el hombre es capaz de las cosas más atroces, de las más retorcidas torturas, del gozo más oscuro en la muerte, de los inventos y de generar con su imaginación las criaturas más horripilantes y de hacer pasar los hechos más denigrantes.
Con todo esto, recuerdo muy bien una frase que incluía "El Sr. Alessandro" a lo largo de su narración y texto, decía, una vez visitados varios pueblos europeos y conocidos varios mitos y rituales decía que "la maldad del hombre es tan grande y tan profunda que hace ver como cualquier cosa al mismo diablo, al 'pobre diablo'."
Creo que después de las terribles cosas que me ha tocado testificar e incluso de la maldad que me ha tocado experimentar y vivir, no puedo más que manifestarme enteramente de acuerdo con el narrador y conductor de tan particular historia volcada en tan curiosa y extraña exposición.
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