En los últimos 30 años se ha comenzado a hablar abiertamente de la pobreza que existe en el mundo, de la que existe en nuestro país. De los programas de apoyo que poco resuelven y de organizaciones que se desviven por solucionar de alguna manera este gran problema.
Sin embargo, ante el contexto que nos rodea donde a muy pocos nos es IMPOSIBLE ignorar el problema -mientras tantos otros viven superficialmente, en una felicidad de pose y banal- es muy dificil no sentir el dolor aunque no seamos nosotros mismos quienes padecemos de la pobreza.
Hoy leía un correo de una persona cercana y me impactó su último párrafo, el cual a continuación pego y cito para que podamos comprender mejor de lo que estoy hablando:
"Y puedo tener un marco de referencia gigantesco sobre modelos de familias y pobreza, pero siempre habrá una gran diferencia:
Les pasa a otros y de muchas formas. Me pasa a mí de esta forma, perdiendo mi poder adquisitivo y viendo cómo mis vecinos y las ciolonias que nos rodean y los negocios quiebran, cierran, no alcanzan a pagar la renta, tienen embargos, ya no compran ni los 30 de una recarga, ahora esos 30 son para que coman 4. Es decir, LO QUE ME PASA LO TENGO QUÉ SOPORTAR 24 HORAS AL DÍA PORQUE NO ESTOY DEACUERDO CON MI VIDA. Y a otros, los veo que ya hasta se conformaron, ésos ya no son dignos de comparación, yo conservo alguna porquería de dignidad por ahí y me impide conformarme. Lo mismo que le pasa a muchos nos pasa a nosotros, pero la diferencia de peso es eso: NOSOTROS, MIS SERES QUERIDOS." - D. I.
Imposible ignorar las imágenes que son estremesedoras y las cifras abrumadoras de la realidad internacional. Sin embargo, ¡cómo cambia la fotografía e incluso el sentimiento cuando vemos tan de cerca una cara conocida de algún amigo o familiar!
Y es que la realidad en nuestro México, a pesar de lo que Calderón diga, se desmorona poco a poco, en un país donde cada día hay menos remedio al hambre, en un país que sobrevive con remesas llenas de sudor y sacrificio, donde ser pobre ya está casi condenado y es pecado padecer. Pobreza, suave palabra para el contexto que lleva. Mientras los ricos se pasean por ahí, en sus carros último modelo y compran bendiciones, compran propiedades, compran indulgencias para la explotación de la que son parte, en resumidas cuentas se compran un pañuelo mágico que les tapa los ojos y les da el privilegio de no ver esta realidad.
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