El camino al paraiso sin duda alguna es este que ven en la fotografía. El clima ideal, la vegetación más bella y la vibra más relajante que pueda uno encontrar. Un día como pocos hay. Una escapadita a Plan de Guinea en Hueytamalco. La intención: vivir una experiencia intensa al descender en rappel al lado de una imponente cascada...
Pues bien, llegamos los tres, Orlando, Herminio y yo cargando equipo y todo, con las pilas hasta el tope y las expectativas altas para complementar nuestra tarea. Buscamos el lugar ideal y empezamos a colocar las cuerdas, a hacer los anclajes, etc -sí, de hecho eso de comenzamos suena a manada porque yo nada más veía y pasaba una que otra cosa debido a mi gran ignorancia al respecto-. En fin, ya bien dispuestas las cuerdas, bien cubiertos nosotros con arnés, mosquetón, ochos y cascos... la adrenalina fluyendo en el cuerpo. El paisaje sonoro los gritos de la cascada con su gran caudal ocasionado a las lluvias y al fondo del acantilado un muy especial arcoiris que enmarcaba nuestro descenso.
"Empieza tú" le dije a Orlando y acto seguido bajó con tal facilidad a pequeños saltos, con risas y bromas en menos de un minuto llegó a su destino. Claro que no es que me diera miedo pero es que siempre tiene que probar alguien el equipo y de que le falle al experto a que me falle a mí, que de rappel y saltos sé lo mismo que de aritmética y álgebra -o sea, no mucho- pues alguien tenía que ser conejillo de indias.
Ya luego de un rato regresó al punto de partida y entonces me engancharon muy bien el mosquetón con el ocho y la cuerda bien fija... segura... muy segura... al menos en el equipo. Unos pasos atrás y estás al borde de la nada, mejor dicho sea de una pared enorme con un fondo de grandes piedras y brisa de la cascada, casi nada. El sonido del agua cayendo imponente y mis dos compañeros esperando mi decisión. "Un momento.... momento... respiraré profundo..." eh! primer intento fallido. Orlando se adelantó y comenzó a bajar un poquito para esperarme y darme más seguridad. Otra respiración el intento y nada! El pánico invadiendo los poros de mi cuerpo y la pregunta "y si algo pasa? Ayyy se me olvidó mi pulsera de San Judas... oops no voy a poder bajar" y del otro lado las porras de Mincho y el apoyo moral.
"Lo único que necesitas es tener confianza" - dijo Mincho en un tono más que relajado. Ah bueno... sólo tener confianza! Vaya! Cualquier cosa! Confianza? Si eso no es cosa fácil! Total que después de estar ahí perdiendo el tiempo en el borde y siendo insistentemente picoteada por los mosquitos -oh si malditos, malditos mosquitos- decidí regresar, con mis piernas temblando como gelatina al punto de partida. Tanta faramalla para no poder bajar! Orlando dice que uno debe escucharse a uno mismo y que por algo presiente uno que no... no sé si lo decía en verdad o fue a modo de consuelo ante mi desaire. Al regreso encontramos en la carretera a Don Gustavo, de Xluluc, quien al oir la historia y después de reír un par de veces citó la más acertada frase que pude oir en ese momento: "Yo soy pájaro pero de suelo!" Y es que acaso las avestruces no están hechas para volar? Mmm... creo que no. ¿Acaso debería tomármelo personal?
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