lunes, 19 de mayo de 2008

EL DUENDE


Sí, sé que es un nombre extraño para una entrada, pero quiero hablar de un duende que en realidad no es duende. Es una persona, que es muy pequeñita de estatura pero que tiene un corazón enorme y una personalidad que es casi imposible ignorar.

Cuánta suerte puede uno tener de encontarse amigos como este duende. Enemigos habrá muchos, siempre, por envidia, por diferencias, etc., sin embargo, amigos siempre hay pocos y amigos como mi duende favorito casi no los hay.

Alma, se llama "el duende", le digo así por su estatura y por mi afán constante de estarla molestando y sacarla de sus casillas, sin embargo, Almita siempre tiene algo ingenioso que contestar, ya sea que me llame mujer gigante o árbol del tule sé que en esos apodos manifiesta su afecto también. Recientemente me fue a visitar a la casa y me confundió con "la catrina" que tengo junto al teléfono, le platicaba y hacía gala de sus grandes aptitudes para la comedia pretendiendo que esa calaverita vestida de dama era yo.

Alma hace que cualquier momento difícil parezca cosa fácil con su apoyo y su comprensión. Hace casi diez años que somos amigas y hemos estado juntas apoyándonos desde nuestras aficiones de quinceañeras, los cambios de trabajo y en la uni e incluso cuando ha sido necesario curar un corazón roto o una desilusión amorosa, desde el rompimiento de una relación, una pelea con los papás o la partida de algún novio.

Creí tener más amigos, creí tener todo un círculo en el que podia confiar ciegamente y sin embargo, muchos se marcharon. Me quedan únicamente los buenos, los verdaderos amigos y esos los cuento con los dedos de una sola mano. Y ahi, en primer lugar está Alma, el duende, que no imorta lo que pase sé que siempre estará ahí para apoyarme, con un corazón noble y una mentecita brillante para hacer de este mundo un lugar mejor y más agradable, para darme fe en los momentos difíciles, para confirmarme que realmente existe la amistad. Que suerte tengo, de verdad, que por más difícil que se ponga la vida siempre podré tomar una mano amiga dispuesta a levantarme cuando me caiga, dispuesta a reír cuando me vea triste y dispuesta a enseñarme el lado amable de la vida.

Ojalá toda la gente tuviera una amiga como Alma, pues así todos se sentirían mejor, olvidarían el odio, el rencor, el resentimiento, la envidia y la destrucción, porque habría alguien constantemente enseñándoles comprensión, compasión, entusiasmo, alegría, humor... Gracias Alma pues creeme que tú amistad durante todos estos años ha sido simplemente lo mejor de lo mejor!

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